El dolor de mi
pierna se ha ido acentuando día a día. Cada día tomo más y más pastillas merced
a la solidaridad de mis compañeros de caminata ya que nunca llevo medicamentos
que no suelo usar jamás. Es la primera vez que me pasa esto. En la mañana me
cuesta ponerme de pie. El primer paso es el más difícil. Casi no puedo caminar
sin sostenerme de algo. El dolor es punzante. Muy feo. Pero hago de tripas
corazón y esperanzo que como llegó, se vaya.
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Bajando al Lago Quillén |
El camino a
Quillén es en bajada y la bajada, con el peso en la espalda y el dolor, es
insoportable. Milagrosamente llega un punto en el que el dolor ha sido tanto
que me deja de doler por completo. Eso creo, que es un milagro, y así les
cuento a Joel y Mercedes que me esperan tras vadear el río llegando a la
comunidad Lefiman, pero el milagro dura poco.
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Descampado donde pastan ovejas, cerca de la llegada al Malalco Grande |
La senda está
marcada, hay un par de partes, nada más, donde puede ser confuso, pero dando un
par de vueltas en derredor se verán las marcas y se podrá continuar. Esto sucede por ejemplo al principio, cuando
subimos una ladera rocosa, en una parte se enrarece el sendero pero hay una
sola opción viable por donde se puede caminar sin grandes obstáculos ni
dificultad y bien, es por ahí, después se camina por el bosque, todo en bajada,
hay sombra y el suelo es blando; llegando casi al río de Lefimán, pasa también
que hay un descampado donde suelen pastar ovejas y no se alcanza a ver desde un borde del descampado la
embocadura de la senda al otro lado, es en diagonal, si caminamos ese
descampado en diagonal, estará la marca enseguida en un árbol.
A continuación
nos toca sortear un mallín traicionero, imposible no meter la pata, y después
se vadea el río Malalco Grande. Hay que mirar bien el lecho, cuidado por donde
se camina para vadear ya que hay pozones profundos.
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Tras vadear el Malalco, momento de un milagro |
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Arroyo Malalco Grande |
Durante esta
senda las marcas son las banderitas de Huella Andina pero también hay estacas
con rayas amarillas o rojas, o circulitos amarillos de lata. A veces en esta
última parte pueden confundirnos huellas de animales, pero hay prestar atención
y se encontrará la buena senda.
Junto a ese río,
Malalco Grande, en la comunidad Lefimán, se puede acampar y está bonito y es
libre. Quizás es mejor que llegar hasta Quillén aunque el lago Quillén es
maravilloso pero es lejos tener que llegar hasta el camping y de todos modos al
día siguiente tendremos que caminar hasta el área de uso diurno del lago para
buscar la salida, a dedo, hacia Junín de los Andes donde retomar la Huella.
Este día, a la
tardecita, armando la cena al fogón, tuve el placer de encontrarme a Lucrecia,
una amiga a quien no conocía personalmente pero con quien había hablado
bastante a partir de la Huella Andina 2013.
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