Viajamos a dedo y
no fue sencillo. Primero caminar desde el camping hasta el área de uso diurno y
la casa de piedra.
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A hacer dedo, Lago Quillén |
Quienes están a cargo de esta área, información y
guardaparques, no supieron brindar la información ni hicieron ningún esfuerzo por ayudar a
solucionar el problema de salir a dedo. Hay opciones como llamar a un taxi y
ellos tienen la información pero no nos la dieron.
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Saliendo de Quillén a pata |
Caminamos desde
la zona de uso diurno 2 km más hasta donde hay alguna chacrita y más adelante
unas viviendas y una señora de la comunidad Currumil fue extremadamente
solidaria l subirnos a todos con nuestros bártulos en un auto que aunque no
tendría capacidad para tantos ocupantes se hizo lugar y todos y todo entramos. La
señora fue tan amable que nos llevó hasta Rahue donde se cruzan las rutas 23 y
46 y donde estuvimos buena parte del día haciendo dedo.
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Dedo a Junín de los Andes |
Sólo tres de nosotros
llegamos a Junín: Mercedes, Joel, y yo; Nelson y Fanny, después de varias horas
de intentarlo, antes de la caída de la tarde, desistieron y acamparon hasta el
día siguiente sobre el río Aluminé. El transporte entre este cruce y Junín de
los Andes pasa solamente a las 7 de la mañana y es carísimo. Sería mucho mejor
si se arregla con un taxi.
El ripio entre
Quillén y Junín de los Andes es una ruta escabrosa y en mal estado. Se tardan
un par de horas en llegar.
En Junín de los
Andes paramos en el camping Laura Vicuña, lindo pero muy caro. Tiene
calefacción en los baños, ducha de agua caliente las 24 hs, un wi-fi que no
funciona. Cuesta 265 pesos, carísimo. Lleno de gente pero igual tranquilo. Está
bien organizado, hay electricidad, mesitas y bancos, fogones, pero el wi-fi no
funciona y el precio es excesivo.